jueves, 29 de julio de 2010

Lazos que unen para siempre.




A pesar de que las nubes grises sobrevolaban las copas de los árboles, nos dio exactamente igual tumbarnos en la hierba. El suelo, a pesar de estar en pleno mes de julio, parecía un precioso paisaje otoñal. Cientos de hojas de color anaranjado cubrían salpicando el suelo conformando un mosaico excepcional. La brisa era suave y transportaba un olor a naturaleza único, tan solo apreciable en aquel rincón de la ciudad. De fondo sonaba una canción que ambos amabamos pero había algo que hacía de esa tarde maravillosa, y eso era nuestra mutua compañía. Ellos dos, nosotros, como siempre. Y es que la verdadera amistad es un lazo irrompible, con la dureza de un diamante, capaz de soportar la fuerza de un huracán o una bomba atómica.
A pesar de haberse conocido hace apenas dos años, desde el primer momento se fue construyendo un muro inquebrantable entre aquellos dos chicos que hoy por hoy perdura y perdurará siempre. Noches de llamadas entre lágrimas a las tantas de la madrugada, un sin fin de "te echo de menos" cuando la distancia los separaba, tan solo unas pequeñas discusiones han tenido, pero todo acababa de la misma forma, con un abrazo cuando se veían.
Y es que no hay sentimiento comparable al de amar a un buen amigo, ya que los amores y romances vienen y van, al igual que la pena se esfuma al encontrar un brote de felicidad en tu vida. Tan sólo la verdadera amistad perdura para siempre, como una llama interior que se aviva cuando abrazas a tu mejor amiga.





Por una amistad que durará por siempre y jamás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario