jueves, 29 de julio de 2010

Pájaros.





Desde muy pequeño las aves me parecieron unos animales fascinantes. Recuerdo un día que me puse a revolver entre mis libros de mi infancia, los cuales mi madre había conservado como oro en paño, y encontré uno de mis cuadernos de la guardería. En la primera página del cuaderno había una especie de pájaro azul con el pico rojo sobre un rectángulo amarillo que aparentaba ser una casa. Mi madre me dijo: ¿sabes cual fue el primer dibujo que hiciste cuando eras pequeño?, la respuesta es obvia: un pájaro. Mi fascinación por estos animales ya venía marcada desde muy atrás en el tiempo. También recuerdo cuando en casa de mi abuela me emocionaba al dar de comer a las gallinas que mi abuela tenía en el patio, o como miraba embobado como mi abuelo colocaba unas casetitas de madera pintadas en verde en las ramas del inmenso ciruelo que había en el mismo patio. "Con suerte algún estornino anidará aquí esta primavera", me decía mi abuelo.
Y es que es verdad, las aves son animales fascinantes. Yo realmente las envidio.
Muchas aves migratorias recorren cientos de kilómetros cada día para llegar a sus lugares de cría, llegando incluso a atravesar océanos sin parar a descansar, comer o beber agua. La gran mayoría de ellas regresan al mismo lugar de nidada todos los años.
¿Sabíais que el 90% de las aves forman parejas para toda la vida? Y podemos legar a pensar, bueno...también viven menos años, es cierto, pero hay algo todavía más interesante. Es muy conocido el tema de los agapornis. Los agapornis son unos pequeños loritos, fáciles de encontrar en las tiendas de animales. Nos resultan muy monos por sus colores brillantes, porque son chiquititos y porque hacen unos chirridos que nos pueden resultar hasta graciosos (dependiendo de para quien. Todos los años les pido una pareja a mi madre por mi cumpleaños y me dice que ni lo sueñe...). ¿Pero por qué pensais que en la tienda de animales nos recomiendan comprarlos en parejitas? Un agapornis se muere de pena si el otro miembro de la pareja muere antes. Esto me da que pensar...
¿Y luego somos nosotros los que nos colgamos las medallas por saberlo todo acerca del amor? Muchos pueden pensar "baaah, pero si los animales no pueden amarse entre ellos, solo les interesa reproducirse". ¿Que nos hace distintos de los animales? Si nosotros somos capaces de amar a un semejante, ¿por qué un animal no?. Los agapornis, en mi opinión son un claro ejemplo de amor puro y leal. Que yo sepa nunca vi a una persona morirse de pena por la muerte de alguien, (igual me equivoco).
Pero dejando a un lado este arrebato emocional que me ha dado, (que ya empiezo a irme por los cerros de ubeda como siempre), lo que más envidio de las aves es lo más obvio: volar.
Me fascina ver como desplegando sus alas se elevan por el cielo con tanta facilidad, como aprovechan las corrientes de aire para planear sin esfuerzo. El poder ir donde quieran y cuando quieran sin que ningún impedimento físico les entorpezca el camino me quema de envidia. Mataría por la libertad que tienen las aves, por poder ir a donde se les antoje, por todos los sitios que yo nunca podría alcanzar y ellas sí,por poder decir "adiós muy buenas. Yo me voy de aquí" y volar, volar y volar lejos de todo lo malo.
Quiero ser un pájaro.



Y después de este arrebato Félix Rodriguez de la Fuente que me ha dado, me despido.
Buenas noches a todo el mundo :)

1 comentario:

  1. Mmm, yo tengo un agapornis, pero no tiene pareja, aunque posiblemente la tendrá, está bien saber eso.
    Mi pájaro favorito es el cuervo, especialmente el de nueva caledonia. Entre otras cosas porque puede fabricar herramientas, es una inteligencia sorprendente, e imitar casi todos los sonidos.

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