martes, 24 de agosto de 2010

Hasta siempre.

Cada elevación de tu pecho bajo la sábana blanca creí que seria la ultima. El dolor consumía cada vena de tu cuerpo y tu corazón se iba apagando poco a poco. Los medicamentos y la morfina podían frenar tu dolor, pero no el miedo que se apoderaba de ti, pero lo conseguiste. Superaste tus temores y te marchaste con valentía.

Gracias por enseñarme que a base de esfuerzo se consigue todo,
que pusiese empeño en todo lo que hiciese,
que la perseverancia sería mi mejor aliada en este duro camino que es la vida.
Te echaré de menos.

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