lunes, 28 de mayo de 2012

Curso 2011/2012

No se cómo empezar a relatar todo lo que ha ocurrido en este curso que ya está tocando a su fin, pero creo que la forma más coherente es empezando por el principio.
Septiembre no empezó como hubiese deseado.
Por desgracia o por fortuna, la convivencia te muestra a las personas tal y cómo son y que las personas que antes eran depositarias de tu confianza comienzan a mostrarse hostiles y ruines, y haciendo uso de un comportamiento fruto de una mente enfermiza y retorcida comienzan a intentar desestabilizarte y resquebrajarte. Es entonces cuando tienes que cubrir tu muralla de una cubierta resbaladiza, para que los hechos cotidianos del día a día no se adhieran a ti y no te acaben destrozando.

Fue entonces cuando recordé un buen consejo que me dió mi abuela en su día: "No hay mayor desprecio que no dar aprecio". Y así fue.
El tiempo pasó y aquellos cuervos que intentaban sacarte los ojos se vieron solos y emigraron, y el nido quedó vacío.
No sabíamos con certeza que vendría después; si vendría alguien peor que los anteriores (aunque fracamente, eso es imposible) o si llegarían personas razonablemente normales y con las que pudiesemos vivir agusto.
Hay gente que dice que cuando Dios (o la vida misma) cierra una puerta, abre una ventana. Y así fue.
Fue entonces cuando llegaron Tommaso y Andrea, mis actuales compañeros de piso. Llegados desde Nápoles.
La verdad es que muchas veces doy gracias por haberles conocido, porque son personas maravillosas.
Al principio me dió por pensar si iban a ser los típicos Erasmus que vienen a emborracharse todos los días y a salir de fiesta, (y aunque en ocasiones eso se cumple jaja) y con una forma de ser totalmente banal, pero en un par de días me di cuenta de que estaba del todo equivocado y que tenía ante mi a dos tios geniales, con intereses comunes (y OH DIOS, con gustos musicales bastante similares, menos mal...) y con los que se puede hablar de lo que sea, con los que es agradable convivir, reir y compatir. En general, todo lo que no pudimos hacer con mis ex-compañeros.


Haciendo una valoración general, este curso he aprendido varias cosas:

- La vida siempre pone a la gente en el sitio que se merece.
- Que el que no arriesga no gana.
- Y por último, que bien está lo que bien acaba.