jueves, 9 de diciembre de 2010

Noche en vela

Si ya tenia problemas para conciliar el sueño hace un rato, ahora mismo lo llevo bastante chungo; (me he tomado un café. Si, lo sé, no pude evitarlo).

El caso es que hace unos días lleva pensando en escribir algo acerca de lo ocurrido en el puente. De hecho empecé a escribir en el autobús de camino a Asturias, pero había demasiadas curvas y mi portátil tendía a dejarse someter por la fuerza centrífuga e intentar estrapallarse contra el suelo, por lo que pare.
Este puente me ha servido sobretodo para reavivar el contacto apagado con amistades un tanto olvidadas debido a mi duro mes de examenes, (odio Noviembre).
El viernes vino a León a visitarme una vieja amiga, a la que no veía desde casi hacía 4 meses. Estuvo dos días conmigo y la verdad que fue un fin de semana increíble, fuera de lo habitual y monótono que habría sido si hubiese estado en Asturias: salir, beber, el rollo de siempre.
Películas, series, cervezas, buena música, un poco de arte, pero sobre todo mucha conversación.
La verdad es que llevaba tiempo sin tener una verdadera conversación, sentarte frente a una mesa y poner todas las cartas sobre la mesa; y me di cuenta de lo mucho que me ha podido cambiar León en cuanto a mi forma de ver el mundo, mis costumbres, cosas que antes hacía habitualmente y que ahora me resultan totalmente absurdas e incluso algunas vergonzosas. La vida independiente te cambia radicalmente.
Nos dimos cuenta de que hemos dado un paso hacia delante, mientras que otros se han quedado anclados, cada vez somos más adultos y eso se nota, aunque solamente sea un poquito. Aun a riesgo de parecer soberbio, el echo de madurar te ayuda a ver las cosas con diferente perspectiva y darte cuenta de que muchos de tu alrededor viven aun en una adolescencia permanente, que se rige por los hilos de la rutina; y ver como algunos están desaprovechando las mejores oportunidades que les ofrece la vida por el simple hecho de pasárselo bien te duele un poco, pero sabes que no puedes hacer nada.
El domingo regresé a Asturias. Este día lo dediqué con mis dos mejores amigas del colegio. Una amistad que ha durado más de 8 años no se puede echar a perder por la distancia.
Una de ellas planeó dar un giro radical a su vida, desconectar de España y marcharse a la Patagonia argentina durante un año para el curso que viene. 365 días sin pisar su hogar. Duro, ¿verdad?. Pero la verdad es que tener el valor para hacer algo de este estilo es algo admirable, aunque yo personalmente también lo haría si tuviera los medios. Y con esta anécdota me remito a lo dicho anteriormente, en la vida hay que tener valor, tirarte a la piscina sin miedo a la caída, tomar tus propias decisiones y escribir tu papel en esta vida, caminar hacia delante y no como un cangrejo. Aprovechar todas las oportunidades que se depositan en tus manos y no hacer una bola de papel y tirarlas a la papelera más cercana; aunque por desgracia algunas personas siguen llenando esta papelera metafórica día tras día, sin darse cuenta de que posiblemente estén cometiendo el mayor error de su vida y que el ir dando tumbos por la vida les traerá represalias en un futuro no tan lejado.
Pero es así. Llega un punto en el que hay que ser un poco egoista y mirar hacia tu propio ombligo, porque el intentar ayudar a alguien a salir de su propio pozo es prácticamente imposible, porque si no se da cuenta por si mismo/a caerá de nuevo.



Un día de estos tengo que aprender a organizar mejor mis ideas! Pediré ayuda a mis amigos los periodistas :)



Y como se acerca la navidad, aqui os dejo algo de música navideña pero con más estilo que el "Jingle Bell" y el "Noche de Paz":


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